domingo, 8 de julio de 2018


Una tarde estupenda de narices

Estaba yo una mañana desayunando cuando en la radio anunciaron que, a partir de marzo, en el Teatro Reina Victoria de Madrid se representaría la obra Cyrano de Bergerac. El nombre me sonaba, pero no tenía ni idea de qué podía tratar. Con solo oír la palabra “teatro”, puse la antena. No solo porque, para variar, no hablaban de política, sino porque me encanta ir al teatro. Cuando escuché el argumento, ¡me entusiasmó aún más!


Imagen de: Teatro de Córdoba

Edmond Rostand se inspiró en el escritor Cyrano de Bergerac para crear su obra más conocida. A parte de tener el mismo nombre, el protagonista de la obra comparte otras cosas con el escritor, como su gusto por los versos.

Resumiendo, la obra trata sobre este personaje (súper inesperado), un héroe del siglo XVII al que no hay espada que le gane ni verso que se le resista. Aunque algo malhumorado y aparentemente imbatible tanto en la esgrima como en la poesía, Cyrano es un ser humano como otro cualquiera y también tiene sus inseguridades. Concretamente, una enorme nariz que le acompleja bastante, sobre todo cuando piensa en su amada, su prima Roxana, la más bella dama de París. Este amor y sus complejos meterán a Cyrano en más de un lío.

Si queréis saber más sobre la obra de teatro, rebusca en la sección LitLand Treasures y empápate de Cyrano.

Hecha esta introducción que ha sido más larga de lo que pretendía, os hablaré de la obra que fui a ver, hace unas semanas. En una palabra: maravillosa. 


Teatro Reina Victoria, Madrid

Ya desde el principio tenía ganas de verla (ya sabéis, porque lo escuché en la radio), pero iba con cierta cautela, sin saber si sería tan genial como parecía. He de confesar que tenía más miedo por el reparto, dado que los protagonistas son actores de televisión bastante conocidos: como Cyrano, José Luis Gil (más conocido por La que se avecina o por ser la voz del padre de Nemo); como Roxana, Ana Ruiz (de, por ejemplo, Camera Café) y Álex Gadea (El secreto de Puente Viejo) como Christian. Sin embargo, la interpretación de José Luis Gil me atrapó enseguida.

Desde mi desconocimiento sobre teatro y actuación en general, como espectadora disfruté muchísimo de un Cyrano que, a pesar de su enorme nariz (muy lograda por cierto), me resultó tremendamente atractivo. La fuerza, el ingenio y el poder que emana desde el principio de la obra hace que te enamores del personaje al instante. A medida que pasa la obra, sientes como se rompe esa fachada y el personaje muestra su lado más vulnerable y humano. Todo ello de la mano de interpretaciones divertidas y emocionantes del resto de personajes. Personalmente, disfruté muchísimo de la actuación de Rocío Calvo, quien nos hizo sonreír desde el principio, y Javier Ortiz, con un personaje realmente entrañable.

Interpretaciones maravillosas y, sobre todo, versos que atraviesan la mente y llegan al corazón.

Desgraciadamente las representaciones en Madrid han terminado, pero si tenéis oportunidad (la compañía sigue de gira) y queréis pasar una tarde divertida en el París del siglo XVII respirando aire de versos, ¡no os la podéis perder!

Más información en: https://lanarizdecyrano.es/gira/

No hay comentarios:

Publicar un comentario