Una tarde estupenda de narices
Estaba yo una mañana
desayunando cuando en la radio anunciaron que, a partir de marzo, en el Teatro
Reina Victoria de Madrid se representaría la obra Cyrano de Bergerac. El nombre me sonaba, pero no tenía ni idea de
qué podía tratar. Con solo oír la palabra “teatro”, puse la antena. No solo
porque, para variar, no hablaban de política, sino porque me encanta ir al
teatro. Cuando escuché el argumento, ¡me entusiasmó aún más!
Imagen de: Teatro de Córdoba
Edmond Rostand se inspiró
en el escritor Cyrano de
Bergerac para crear su obra más conocida. A parte de tener el mismo
nombre, el protagonista de la obra comparte otras cosas con el escritor, como
su gusto por los versos.
Resumiendo, la obra trata
sobre este personaje (súper inesperado), un héroe del siglo XVII al que no hay
espada que le gane ni verso que se le resista. Aunque algo malhumorado y
aparentemente imbatible tanto en la esgrima como en la poesía, Cyrano es un ser
humano como otro cualquiera y también tiene sus inseguridades. Concretamente,
una enorme nariz que le acompleja bastante, sobre todo cuando piensa en su
amada, su prima Roxana, la más bella dama de París. Este amor y sus complejos
meterán a Cyrano en más de un lío.
Si queréis saber más
sobre la obra de teatro, rebusca en la sección LitLand Treasures y empápate de Cyrano.
Hecha esta introducción
que ha sido más larga de lo que pretendía, os hablaré de la obra que fui a ver,
hace unas semanas. En una palabra: maravillosa.
Teatro Reina Victoria, Madrid
Ya desde el principio
tenía ganas de verla (ya sabéis, porque lo escuché en la radio), pero iba con
cierta cautela, sin saber si sería tan genial como parecía. He de confesar que
tenía más miedo por el reparto, dado que los protagonistas son actores de
televisión bastante conocidos: como Cyrano, José Luis Gil (más conocido por La que se avecina o por ser la voz del
padre de Nemo); como Roxana, Ana Ruiz (de, por ejemplo, Camera Café) y Álex Gadea (El
secreto de Puente Viejo) como Christian. Sin embargo, la interpretación de
José Luis Gil me atrapó enseguida.
Desde mi desconocimiento
sobre teatro y actuación en general, como espectadora disfruté muchísimo de un
Cyrano que, a pesar de su enorme nariz (muy lograda por cierto), me resultó
tremendamente atractivo. La fuerza, el ingenio y el poder que emana desde el
principio de la obra hace que te enamores del personaje al instante. A medida
que pasa la obra, sientes como se rompe esa fachada y el personaje muestra su
lado más vulnerable y humano. Todo ello de la mano de interpretaciones
divertidas y emocionantes del resto de personajes. Personalmente, disfruté
muchísimo de la actuación de Rocío Calvo, quien nos hizo sonreír desde el
principio, y Javier Ortiz, con un personaje realmente entrañable.
Interpretaciones
maravillosas y, sobre todo, versos que atraviesan la mente y llegan al corazón.
Desgraciadamente las
representaciones en Madrid han terminado, pero si tenéis oportunidad (la
compañía sigue de gira) y queréis pasar una tarde divertida en el París del
siglo XVII respirando aire de versos, ¡no os la podéis perder!
Más información en: https://lanarizdecyrano.es/gira/
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