“Anastasia”: una emocionante obra de arte
Mirando
a mi alrededor, a las butacas rojas, al escenario, a los palcos laterales, puedo imaginármelo: una noche en el ballet, vestida con un traje de
gala, con mis monoculares entre las manos enguantadas para ver de cerca a los bailarines.
Esa imagen tiene banda sonora, una canción muy famosa que suena en mi cabeza desde
que salí de casa. La canción habla de una voz, una voz que se escuchó una vez
en diciembre.
Las
luces se apagan y la cortina que cubría el escenario, se eleva. La música
empieza e instantáneamente abandonamos el teatro para entrar en un palacio de
elegantes columnas de mármol y grandes ventanales, tras los que cae la nieve de
mayo. En el centro de la habitación hay una niña. Una niña cuyo nombre sabemos
antes de que los otros personajes lo desvelen. Ella es Anastasia.
Imagen de: Musical “Anastasia”
La
leyenda de Anastasia es bien conocida gracias a la película de animación de
1997 producida por 20th Century Fox. En 2017, esta película fue llevada a los
escenarios de Broadway en un musical con el mismo nombre. Desde octubre de
2018 este musical está en el Teatro Coliseum de Madrid, donde parece que
permanecerá hasta octubre de este año.
Imágenes
de: IMDB y Broadway.com
Antes
de contaros qué me pareció el musical, me gustaría contaros un poco el fascinante origen de esta historia. El argumento está basado en hechos reales: el asesinato de la familia Romanov y de
cuatro de sus empleados a manos de los bolcheviques la noche del 16 de julio de
1918. El asesinato de la familia se mantuvo en secreto durante mucho tiempo,
así como sus cuerpos. Pronto empezaron a correr rumores de que algunos de los
cinco hijos del zar seguían vivos, y no tardaron en surgir impostores.
Fotografía
de la familia Romanov tomada en 1913. De izquierda a derecha: Olga, María, Nicolás y Alejandra, Anastasia, Alekséi y Tatiana. Imagen de: Wikipedia.
Sin
embargo, quizás la más famosa fue Anna Anderson, una mujer que aseguraba ser la
menor de las hijas de los zares: Anastasia. La joven trató de probar su
identidad hasta su muerte, pero años después se pudo analizar su ADN,
desvelando que en realidad se trataba de Franziska Schanzkowska, una mujer
desaparecida en Polonia en 1920 que había perdido la memoria. Por otra parte,
en 1991 y en 2007 se encontraron los cuerpos de la familia al completo,
resolviendo el misterio que giraba en torno a sus muertes.
El musical
Los
afortunados que hayan podido ver el musical “Anastasia” en la Gran Vía de
Madrid estarán de acuerdo conmigo en que el elevado precio de las entradas está
en gran parte justificado. La escenografía es impresionante, con un escenario
que se transforma y se mueve. Tan pronto nos traslada al salón de baile de un
magnífico palacio ruso como a un tren en pleno viaje desde San Petersburgo a París.
Sin duda, la escena que más me impresionó fue la del ballet, justo antes del
encuentro entre Anastasia y su abuela. No diré más para aquellos que queráis ir
a verla, tan solo que esa escena es un ejemplo precioso de metateatro, es
decir, de una obra teatral dentro de otra. Solo por eso ya merece la pena
verla.
Imagen
de: rtve.
El
vestuario, por otro lado, también es digno de mención. Me quedé con la boca
abierta al ver los trajes de la zarina Alejandra y de la propia Anastasia. No
sé cómo de rigurosos son desde el punto de vista histórico, no soy una experta,
pero creo que aportan mucho a la recreación de la historia.
La banda sonora es clave en un musical y, en este caso, creo que es casi perfecta. Y digo “casi”, porque ya que es prácticamente idéntica a la de la película de animación, creo que habría sido mucho mejor si hubieran mantenido las letras. Me parece que de esa manera habría llegado más al público y, para qué mentir, ¡me dio rabia no saberme las canciones! En cualquier caso, también es esencial mencionar el extraordinario trabajo de los actores y bailarines. Las voces y los espectáculos de baile son maravillosos.
No
obstante, a pesar de todos estos puntos positivos, no todo me pareció estupendo.
Creo que un fallo importante de la obra es la interpretación de los actores.
Por alguna razón, no me gustó del todo. Salvo algunas excepciones, la mayoría
de los personajes me parecieron demasiado dramatizados o sobreactuados.
Entiendo que quizás hayan dado más prioridad a que los actores cantaran y
bailaran bien, o que quizás aquel día tuvieran una mala tarde, pero sin una
buena interpretación es difícil meterse en la historia por completo. Aunque
ello no estropeó el espectáculo, creo que es un detalle importante que haría de
esta obra de arte simplemente perfecta. Si os animáis a verla, ¡contadme qué os
ha parecido!
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